Mientras registras los aposentos de El Lince, tus ojos se posan en un papel arrugado parcialmente escondido bajo una pila de viejas prendas.
Al desplegarlo, encuentras una carta firmada por Damián Azacayas, patriarca de la prestigiosa familia de mercaderes de seda de Granada. La letra es firme y precisa, y al leerla, empiezas a captar la implicación de El Lince en los negocios de la familia Azacayas.
La carta dice:
“Lince, te recuerdo nuestro trato: intercepta los envíos de nuestros competidores según las fechas que te he indicado, y asegúrate de que las mercancías lleguen a nuestro depósito seguro. Recibirás el pago acordado cuando se cumpla cada operación. Confío en que no habrá desviaciones en nuestros planes.”
Esta carta sugiere una alianza secreta entre Damián Azacayas y El Lince, un trato que sin duda beneficia a los Azacayas a costa de sus rivales.
Podrías guardar la carta como prueba. Sin embargo, puede ser arriesgado si te descubren con ella. ¿La guardas o tomas solo una nota mental del contenido?
En silencio, deslizas la prueba del «contrato» en tu bolsa. Aunque implica riesgos, sabes que puede ser útil en algún momento.
Dejas todo como está y sales de la habitación, justo a tiempo para que no te pillen.