El patio tiene un aire cargado, casi ominoso. El pozo en sí parece haber visto mejores días: su estructura está medio derrumbada, con piedras sueltas y musgo que cubre gran parte de sus paredes. Al rodearlo con cautela, te das cuenta de algo extraño. La base del pozo, donde las piedras modernas se asientan, está construida sobre una formación natural de roca mucho más antigua, una piedra casi negra, desgastada por el tiempo pero resistente. Al inclinarte para observar más de cerca, algo te llama la atención.
Tienes dos opciones:
Te acercas más para inspeccionar la roca. En su superficie, puedes distinguir símbolos grabados con precisión. Parecen estar escritos en algún tipo de árabe antiguo, aunque no estás seguro. Algunos de los grabados forman patrones geométricos, mientras que otros son símbolos que se asemejan a inscripciones rituales. Al observar con detenimiento, te das cuenta de que no solo están decorando la piedra, sino que podrían estar protegiendo o sellando algo en su interior. Una sensación de inquietud te invade, como si esos símbolos estuvieran destinados a evitar que algo salga.
Con cuidado, retiras el musgo y la tierra acumulada sobre la piedra. Mientras lo haces, los símbolos se revelan con mayor claridad. No solo son inscripciones árabes, sino que entre ellos reconoces formas y figuras que parecen pertenecer a un ritual o a un conjuro protector. A medida que limpias, te percatas de que las inscripciones cubren toda la base del pozo, como si hubieran sido parte de una estructura o altar mucho más antiguo.