Rebuscando entre las pertenencias del Padre Federico en sus aposentos, encuentras una nota doblada apresuradamente entre los papeles que descansan sobre su mesa. Está escrita con una caligrafía nerviosa y apretada, como si quien la redactó lo hubiera hecho con urgencia.
La nota dice: *»Federico: te encomiendo mi poderosa Biblia de Salomón. Es un material que usamos sólo en los más complejos exorcismos. Vigila con cautela, ya que su poder puede usarse tanto para el bien como para el mal.»*
La nota te deja claro que la Biblia de Salomón, un texto místico de gran poder, está en posesión del Padre Federico. Debe haberla traído consigo para enfrentarse a algún tipo de mal o peligro inminente.
Mientras sigues revisando la mesa, das con otras notas esparcidas por ahí, pero ninguna tan relevante como la primera. Vienen pasos, pero decides marcharte leyendo al menos la nota:
*»Federico: te encomiendo mi poderosa Biblia de Salomón. Es un material que usamos sólo en los más complejos exorcismos. Vigila con cautela, ya que su poder puede usarse tanto para el bien como para el mal.»*